viernes, 25 de noviembre de 2011

proyecto XVI

Hoy la niña que quería soñar ha salido a la calle en busca de sueños. Va sola, metida en su abrigo y liada en su bufanda. Hoy hace frío. Va tan ofuscada en sus cosas que no se da cuenta de nada más, de la gente que la rodea, de los coches, de la ciudad. Anda por inercia, deprisa, tan deprisa como sus pensamientos, tan deprisa como la vida en la ciudad, como las hormigas en un día de trabajo, como los barcos cuando sopla el levante. De repente alza la mirada y se para. Tan inmersa estaba en sus pensamientos que al fijar la vista en la realidad se siente algo perdida. Está en una avenida grande y amplia muy transitada. Se fija en los árboles que la bordean, grandes, majestuosos, sus ojos de repente se llenan de color, toda la paleta de colores desde el amarillo hasta el marrón pasando por los dorados, anaranjados y rojizos. Siguió caminando para descubrir a sus pies un manto de hojas de colores que crujían al pisarlas. El sonido de las hojas secas, cuanto tiempo llevaba sin escucharlo, tanto que sin quererlo se le dibujó una sonrisa en la cara. Se imaginó corriendo y saltando entre montañas de hojas secas a cada paso que daba. La brisa movía las hojas de los árboles de la misma forma que movía su pelo, el aire frío acariciaba sus mejillas bañadas por el sol que le llegaba de frente. La sonrisa seguía ahí, amplia y sincera, ya no había prisas, ya solo había tranquilidad. Olvidó por completo porque había ido hasta allí, quizá sus pies la llevaron solos, quizá fue la inercia, la necesidad de un cambio, quizá necesitaba darle al pause en su vida, rebobinar un poco para coger fuerzas y seguir hacia delante sin volver a mirar hacia atrás.

Cuando llegó a casa se quitó el abrigo y lo dejó en el perchero, la sonrisa seguía bien visible. Se cruzó con la esponja amarilla que la miraba con unos ojos saltones llenos de vida.

- ¿Sabes? - le dijo la niña nada más verla - Hoy he recordado que el Otoño es mi estación del año favorita.

A veces no nos paramos a mirar las cosas más simples de la vida aunque las tengamos delante, en el fondo, son esas cosas las que nos hacen sentir que seguimos vivos.

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