Como ya hemos dicho antes con la llegada del otoño vuelven las obligaciones, con ellas vuelven los sueños pero también el cansancio. La esponja amarilla intenta contarle algo a la niña pero esta parece no prestarle mucha atención. Está cansada, tan cansada que tiene que hacer verdaderos esfuerzos para mantenerse despierta. La razón a su cansancio es que lleva varios días sin poder dormir bien, la niña que quería soñar ya no sueña. ¿Dónde habrán ido los sueños de la niña? ¿Seguirán todavía de vacaciones? La niña está dispuesta a que sus sueños vuelvan a acompañarla en sus descansos por lo que empieza a maquinar una posible solución.
La esponja amarilla se calla durante un rato pero la cara de la niña no cambia. Cuando se percata del silencio del ambiente vuelve a la realidad y descubre a la esponja amarilla mirándola fijamente. La niña le sonríe con cara de niña buena.
- Tengo una gran idea para que mis sueños vuelvan.
La niña se levanta y va a buscar al niño que quería escribir que, como siempre, está ocupado en sus cosas.
- ¿Me cuentas un cuento?
- ¿Perdona? - Le pregunta el niño con cara de confundido
- Que si me cuentas un cuento - insiste la niña
- ¿Ahora?
- ¿Me cuentas un cuento o no?
El niño la mira con curiosidad, no sabe que mosca le ha picado pero mejor contarle un cuento antes de que se ponga pesada.
- ¿Qué clase de cuento quieres que te cuente?
- El que quieras.
- ¿Aunque sea de un enano que vivía en una caja?
- Aunque sea de un enano que vivía en una caja - confirma la niña con una sonrisa.
Se pone cómoda, se abraza a un cojín y se prepara para escuchar el cuento.
- Bueno, dejemos el cuento del enano que vivía en una caja para otra ocasión. Ahora me apetece contar la historia del Golem de Praga.
- ¿Golem? ¿Qué es un Golem? - pregunta ansiosa la niña.
- Espera a que te cuente la historia y lo sabrás - con estas palabras el niño daba por comenzado el cuento -
- No a la manera de otras que una vaga
- sombra insinúan en la vaga historia,
- aún está verde y viva la memoria
- de Judá Loew, que era rabino en Praga.
- ¿Pero que era el Golem? ¿Qué forma tenía? ¿Cómo se llamaba? ¿Era bueno? - interrumpió la niña.
- El Golem fue creado en la orilla del río Moldava en Praga, Judá Loew el rabino, lo moldeó con sus propias manos con la arcilla de la orilla, al igual que cuentan otras leyendas, que así Dios le dio forma a Adán. Pero modelarlo con arcilla no era suficiente para que el Golen tomara vida y se convirtiera en un Golem como tal. Para ello hacía falta que realizara una serie de rituales y que pronunciara los conjuros mágicos en hebreo. Tras esto nació el Golem.
- ¿Entonces era un muñeco de barro? ¿Como si fuera un castillo de arena que hacen los niños en la playa? ¿Y si le daba el agua se deshacía?
- Para que el Golem tuviera movimiento además de apariencia humana, hacía falta que llevara el nombre de Dios escrito en una tablilla de barro debajo de la lengua o bien la palabra "Emet" que en hebreo significa "verdad".
- ¿Pero no era incómodo llevar una tablilla de barro debajo de la lengua? ¿Al pobre no le molestaba al comer?
- Menos mal que el Golem no podía hablar porque si hubiera sido tan cansino como tú no habría durado ni cinco minutos con vida, y no, el Golem no tenía la necesidad de alimentarse y también carecía de alma. El Golem creado por el rabino Loew era muy obediente y ayudaba al puedo judío y a toda persona que se lo mandase. El pobre no era muy inteligente y con el paso del tiempo además se volvió malo.
- ¿Malo? ¿Y entonces qué pasó?
- Al volverse malo, el rabino no tuvo más remedio que matarlo, borrando la letra "E" de la tablilla de barro que llevaba debajo de la lengua, quedando escrito por tanto la palabra "Met" que significa "muerte" en hebreo. Así fue como el Golem murió. Cuenta la leyenda, que encerraron los restos del Golem en un ataúd en el ático de una sinagoga en Praga y que podría ser devuelto a la vida si es necesario.
- ¿Resucitarlo? ¿Al Golem? ¡Qué bien! ¿Por qué no vamos a Praga al sitio ese raro y lo resucitamos? Tendríamos un Golem para nosotros solos, ¿qué te parece esponja?
Y poco a poco miles de preguntas y de ocurrencias se fueron acumulando en la cabeza de la niña que quería soñar y así, poco a poco, como ocurren las cosas, los sueños que habían tardado en volver, volvieron a aparecer.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario